ÍNDICE:

Enseñanza 1: La Renuncia como Acción
Enseñanza 2: Ejercicios para Lograr la Acción sin Apego
Enseñanza 3: La Renuncia como Ascesis
Enseñanza 4: Los Ciclos de la Ascesis Pasiva de Cafh
Enseñanza 5: La Renuncia como Mística
Enseñanza 6: Comentarios Registrados en las Exposiciones del Caballero Gran Maestre
Enseñanza 7: Ejercicios para Lograr la Acción en la Renuncia
Enseñanza 8: La Renuncia como Ascesis
Enseñanza 9: Los Ciclos de la Ascesis Pasiva de Cafh
Enseñanza 10: La Renuncia como Mística Interior
Enseñanza 11: Exhortación


Enseñanza 1: La Renuncia Como Acción

Síntesis General:
La acción sin apego.
La acción sin apego frente a los problemas sociales, económicos y religiosos.
La acción sin apego frente al mundo: conocimiento de la historia. Adaptación del Ired (aplicación del método de reversibilidad) al desenvolvimiento de la acción. Transmutación del dogma. Aplicación de la mente y de la súper-mente.
La acción sin apego no participa de los compuestos usados; compone permaneciendo simple.
La acción sin apego se desenvuelve sosteniendo, permaneciendo, súper sostenida, provocando la crisis para superarla.
La acción sin apego de Cafh: Radio de Estabilidad magnético. Asentamiento móvil, (las Tablas). Gran Corriente anímica: productividad inactiva de los Hijos. Superación de las simpatías individuales, (los Hijos). Unión Substancial. Impersonalidad, súper-mente, súper-conciencia. Iluminación oscura, (Los Superiores).
La acción sin apego lleva a la inacción activa y viceversa.


Enseñanza 2: Ejercicios para Lograr la Acción sin Apego

Intensificación del Voto de Silencio como hábito de una acción inactiva.
Trasmandar los negocios para luego.
No resolver nada cuando tengo entusiasmo o estoy en vena.
Leer los diarios después de 3 o 4 días.
Interrumpir a una persona cuando me relata algo interesante; seguir luego.
Resolver los problemas desagradables y que no son de mi gusto.
En la dirección de las almas, guardar celosamente los secretos vitales.


Enseñanza 3: La Renuncia como Ascesis

Los caminos ascéticos llevan al alma perseverante a un resultado positivo.
La ascesis es una potencia adquirida que decrece si falta la continuidad del ejercicio.
La ascesis no excluye al practicante del imprevisto y de la muerte.
La ascesis no es tal si no se hace permanente, habitual en el practicante.
La ascesis de renuncia (pasiva) es la única que se hace una con el alma.
La ascesis pasiva no puede ser lograda si el alma no rechaza todo fruto de éxito y si el alma no adapta su estado mental, emocional y físico antes de empezar el Sendero místico. Es necesaria una limpieza total de deseos, de apegos, de defectos; es necesario un abandono total en manos de Cafh y del Maestro.
La ascesis de los libros, de los poderes, de los resultados es dañina, aún si es efectiva.


Enseñanza 4: Los Ciclos de la Ascesis Pasiva de Cafh

Radio de Estabilidad: arraigo, adaptación, paciencia, rutina, espera.
Poder de la Gran Corriente: Permanencia, pasividad comprensiva, inoperancia.
Unión Substancial: Intercambio operativo. Impersonalidad egocéntrica. Capacidad de utilización de todos los medios (físicos, psíquicos, mentales) para lograr el resultado del fin.
Los poderes logrados por la ascesis pasiva de Cafh se adhieren no al Hijo, sino al Cuerpo Místico de Cafh (Transferencia).
El poder ascético supremo del Hijo es disolver los compuestos, para permanecer en lo únicamente simple.
Poderes de Cafh no logrados, sino en parte por sus Hijos:
a) Dominio químico del mundo, desarrollo de nuevos centros cerebrales (poder de curar a los enfermos).
b) Conocimiento real de la rueda del tiempo (Historia akásica), pasado, presente y porvenir, (la Gran Corriente es el puente entre la tierra y el cielo) y su reflejo en el mundo astral. Asistencia a los necesitados.
c) Consagración sacerdotal (Unión Substancial). Don de bendecir, de disipar las tinieblas. Continuidad de una potencia anímica a través de los Superiores.
d) Dirección de las almas con todos sus elementos: clarividencia, profecía, penetración, consejo, etc. La ascesis pasiva de Cafh no es un logro de un poder individual, sino el poder inherente al Hijo de filtrar la Gran Corriente a través suyo sin impedimento.

Enseñanza 5: La Renuncia como Mística

El logro de la Unión Divina no puede ser lograda sobre la Tierra.
Su logro es potencial, pero individualmente, particular.
La Unión Substancial: El alma con los medios de Cafh logra la Unión individual. Esta Unión se continúa en él aún después de su regreso al estado común permanente en forma substancial, por participación con el Cuerpo Místico de Cafh a ese estado de Unión permanente que ha logrado el alma de Cafh.
La Unión se hace substancial permanente por participación, por la no resistencia del Hijo a la vida misma.
Logro de la Unión Divina en forma substancial, no por supresión de la vida, sino por una conformidad disolvente (Voto de Renuncia: muerte mística).
La Unión Substancial con la Divina Madre se hace potencial (Unión del alma con el Cuerpo Místico de Cafh ininterrumpidamente), por la Muerte Mística (Votos y Unión individual); pero se hace ininterrumpida aún activamente (substancial) por la participación a la función divina sobre la tierra del Cuerpo Místico de Cafh.
El alma Divina (quiere decir sin soporte, sin ataduras) es inmolada.
La función del Alma Divina es volver a lo eternamente simple. Si no permanece estática, sin trascender en ese punto muerto entre lo Eterno y lo Sucesivo.
La dicha Inconmensurable es al mismo tiempo un dolor inconmensurable.
Ese estado Divino de Unión plena, pero expectante, es el de la Divina Encarnación. Inmolación por atraer a todas las almas a ese estado Divino.
Participar de esa Unión es participar de ese martirio. La Unión del alma inmolada es perfecta aún sobre la tierra (Divina y substancial).
Los actos, los sufrimientos, las palabras, todo lo que corresponde a estas almas se hace Divino, por eso adquiere la fuerza de eliminar su karma y el karma de los otros.
No vuelven sobre esta tierra, sino en forma anímica (reencarnación anímica de los Superiores) con un resultado de Infalibilidad y Súper Dirección Espiritual.
La Unión Substancial, además, por esta participación (Muerte Mística, voto de renuncia cumplido), elimina en vida todos los compuestos físicos, energéticos y mentales.
Lo que ayuda a los Hijos a este estado de muerte y como se desenvuelve esta Mística.
Exhortación:
Historia - Conciencia. Depósito cósmico. Humanidad.
Psicología - Voluntad. Conocimiento anímico con métodos ontológicos – hombre.
Ética - Armonía de los resultados y acción reactiva de los actos. Hombre. Humanidad. Técnica. Concentración.


Enseñanza 6: Comentarios Registrados de las Exposiciones del Caballero Gran Maestre

Nos comentó sobre el particular motivo de preocupación que tenía respecto de sus Hijos Ordenados que viven en el mundo, dado que hasta hace poco tiempo, él mismo no comprendía como unir el Voto de renunciamiento a sí mismo y la siempre constante acción efectiva que determina ese infierno constante que es el mundo.
Un principio de actual conocimiento supermental nos da la solución. Debemos pensar en la era atómica, y saber que la acción que desarrollamos no es más que la administración de energías, pensamientos y emociones que han formado el depósito de bienes de nuestra Divina Madre. Somos predestinados, y por esa divina elección no es posible comportarse como los demás seres del mundo que no tienen voto.
Ellos, al influjo de un pensamiento deseado en querer lograrlo, vuelcan efectivamente todas sus energías en ese fantasma del éxito personal, se adhieren al triunfo y ceden desde ese instante al fantasma (su fantasía imaginativa de una obra) su poder interior, quedando desde ese instante ligados y dominados a su propio fantasma.
Los Hijos Ordenados, Superiores, deben “comprender”, si esto es posible, que su acción ha de merecer todo el esfuerzo que haga posible la obra a engendrar, pero sin dar su riqueza interior, ya que ella ha sido ofrendada a la Divina Madre. El deseo de apego a la labor personal debe destruirse para que sólo el íntimo realizar de la Madre sea el objetivo último de nuestro fin.
Nuestro trabajo diario, la pérdida del mismo, el fracaso de nuestra profesión, el pobre rendimiento económico, son los principales motivos de la intención recta de obrar en nombre de Nuestra Madre. Es necesario el total desapego, vivir en el centro del corazón, para absorber este principio que obra sin gasto interior, que puede provocar líneas variables y distintas de moverse.
Este método es seguido magistralmente por los rusos en la actualidad con la muerte de Stalin. Lo derriban para que se expanda en el futuro con más fuerza, es decir, no siguen empecinadamente una línea recta única de acción efectiva, tipo Estados Unidos, donde acero, capital y religión, se centran para resistir siempre centrados en una idea que los domina y absorbe.
También nos habló como practicar este principio como Superiores de Tabla. Al enseñar y dirigir almas, si no eliminamos las escorias de nuestros hábitos personales, damos la idea de Cafh, pero con nuestro arraigo a filosofía, a religión, a sangre que nos es propia de nuestro desarrollo como niños y hombres.
La Enseñanza exige identidad interior con la Madre, alejándose totalmente de los Hijos, no participando en afectos humanos con ellos, para que la separatividad de nuestro sentimiento no nos encadene a una obra distinta de la que Cafh nos entrega.
Los Hijos nunca debieran decir: mi Superior es docto, practica tal religión, es profesional, es firmemente partidario de tal partido político o de tal obra social; sino que su expresión debe solamente centrarse en: es mi Superior, es mi Director Espiritual.
No hacernos a la idea de que los Hijos son nuestros; permanecer totalmente desapegados como prueba, al cambiarlos de Tabla o separárnoslos de nuestra dirección.
Cafh tiene un mensaje para la Humanidad: hacer participar a los seres a la práctica de la Religión Universal, que supone superación por transmutación y no por aniquilación, de todos los dogmas, y hace santuario al corazón del ser humano.
Su mensaje tan paralelamente desarrollado por Cafh con los grandes saltos de la Humanidad actual es punto de adhesión a esta obra de acción con tal desapego.
Nos dijo que este método exige a veces abstinencia, y luego la no abstinencia, para que el conocimiento de la acción y de la reacción, nos depare la sintonización con la Ley Cósmica y no individual y humana.
No ser, no poseer, pero obrar sobre la tierra como Hijos predestinados a dar muestra de la riqueza de Nuestra Madre.


Enseñanza 7: Ejercicios para Lograr la Acción en la Renuncia

Nos indicó el método que él utiliza para que esta inactividad activa, dé los resultados de la acción en la renuncia. Los buscó en nueva metodología para conseguir mejores votos. La ejemplar vida en ellos. Silencio, fidelidad, obediencia y llevan al resultado eficiente de la renuncia.
Tomó el Voto de Silencio e hizo práctica de él con este método: toda novedad que viene a sus manos (cartas, diarios, noticias, libros, etc.) y que su mente excitada quisiera explorar y resolver, la relega por un tiempo; practica así la no-acción.
La mente, verdadera tirana, busca en el hastío del ser, al quitarle el pan del cual se alimenta, vencer esta inacción. Allí vale la atenta voluntad para enfrentarla y librar al alma por el silencio de la fantasía imaginativa excitada. El silencio hará que sea la paz expansiva posterior que se recoge, la que resuelve el problema expuesto y le dé justa solución, es decir, solución espiritual. El ejercicio práctico es no dejarse llevar por la inspiración mental del primer choque con la situación provocada, y para que el silencio en la lucha por su defensa establecida fortalezca el voto y por él cobre la inacción, la expansión y divina acción posterior.
Tomó el ejercicio de la meditación, y nos mostró como deben frenarse los impulsos de meditar con cuadros muy queridos o buscados.
En la dirección de los Hijos, nos mostró la sabia disposición que provoca en el Superior la práctica de este voto de Silencio, que eleva al Superior alejándolo del Hijo, para que su respuesta sea anhelada por el alma del Hijo y no por ambas personalidades.


Enseñanza 8: La Renuncia como Ascesis

Trataré el problema tan importante de la ascesis. La lectura de libros y de experiencias realizadas no ha hecho otra cosa que mezclar conocimientos teóricos, prácticos y personales que traen evidente confusión en las almas.
La dirección de las almas, misión trascendental de los Hijos Ordenados, obligó a realizar muchas experiencias y lecturas, para poder canalizar en ellos la orientación definida y cierta del significado de ascesis. Es necesario, entonces, que los Superiores tengan una idea clara de los que es ascética.
La ascética se vive o no se conoce.
Es un don intrínseco de las personas.
Todas las teorías son dañinas, sacramentalmente diríamos diabólicas, y llevan a la destrucción física y mental de quienes las practican. Alejemos a los Hijos de toda práctica que no esté controlada por los Superiores.
Soy de opinión, hoy, qué bueno sería quemar tanto libro que habla de ascesis, porque llevan el mal al alma. Sin embargo, hay aspectos ascéticos que bien dirigidos guían al alma hacia su definitivo fin. Sin “gurú”, opinión sensata hindú, no puede empezarse ningún ejercicio ascético.
Revisemos la historia, y estos elementos de juicio que exponemos se pondrán de manifiesto.
Tenemos la gran figura de Sri Aurobindo, gran hombre de ciencia, gran sanscritista, de cultura orientalista sin comparación. Empieza su camino ascético basado en la gran verdad: Si el hombre participa de un principio divino, tiene posibilidades divinas. Dura veinte años su ascesis; luego abandona todo y comienza a tener discípulos, practica el absoluto silencio, crea una ciudad donde deben morar sus fieles discípulos, y actúa frente a ellos por intermedio de su esposa (israelita, anteriormente desposada con Richard, su principal discípulo), que es por ello llamada Madre. Él, sólo una vez al año se muestra a sus discípulos físicamente y por breve espacio de tiempo. El 1950 muere y queda el gran interrogante: ¿Su ascética tuvo éxito o fue un fracaso? No venció a la muerte; ningún escrito lleva en sí la fijación de la fecha de su muerte.
Vayamos más atrás, citemos a ese gran cantor de la inmortalidad del ser humano: Vivekananda. Afirma las posibilidades del ser a través de la práctica de la yoga. Un día ante un shock diabético muere, quedando el gran interrogante sobre su ascesis. Tenía treinta y nueve años; sus escritos no mencionan su fecha de muerte. Su ascesis no logra para él el mensaje de paz que trascienda su vida física. Sus discípulos le honran por su muerte extática, pero he aquí la duda de que la insulina en la sangre provoca la muerte cataléptica, y su shock diabético parece afirmarlo. Su ascesis logra el vigor de una gran parte de su físico, pero el mal se anida en lo íntimo, sin permitir el conocimiento por la práctica del ejercicio ascético. Se entiende que en este gran ser, no es discutible su gran obra realizada, sino que sólo se está analizando su método ascético que sirvió para la práctica de su ejercitación, tan valorada por él.
Viajemos más hacia el pasado. Tomemos la gran santa y gran mujer Santa Teresa. Describió en sus prácticas ascéticas todos los pasos de la elevación del alma, narró con precisión las emociones registradas; sin embargo, en tal gran ser tampoco sus escritos revelan alguna vez la fecha de su muerte. La acción médica al estudiar su vida prefija un carcinoma en la matriz, y es por la hemorragia constante de su flujo que abandona su estado terreno. Interrogante: ¿Murió de éxtasis, o de cáncer?
Reconocemos en el ascetismo una fuerza, un poder en movimiento, pero no sabemos si es de resultado efectivo.
Mi propia experiencia personal me dice que la práctica de los ejercicios ascéticos no han añadido ni un gramo a la virtud, es decir, a la permanente riqueza anímica.
El 17 de septiembre de 1934 realicé el ejercicio de enviar el Kundalini hasta el centro coronario, pero este ejercicio necesitaba constancia para su realización. Si se le descuida pierde paulatinamente el resultado. Parecería que fuera algo obligado para el ser, ya que no se acomoda con su natural disposición para hacerlo permanentemente. Es verdad que este ejercicio me sirvió para la creación de Cafh en América, pero el ejercicio en sí no mejora mi valor espiritual. Es verdad que es fácil volver a esta ejercitación por la experiencia recogida, pero esto confirma la no permanencia natural en el ser de la práctica realizada.
Practiqué largos años abstinencia de comidas, ejercicios respiratorios, de posturas, etc., pero sólo conseguí efectos mientras hacía su ejercitación, y no dudo hoy en afirmar que por ello no añadí ni un gramo de humildad que disminuyera la soberbia de mi ser.
En 1936 hice ejercicios de transporte a planos inferiores, y los repetí posteriormente. En 1944 en viaje a Tucumán reproduje los dolores de un gran ser: viví la corona de espinas, el dolor de las llagas, etc. Pero queda siempre el gran interrogante: ¿Cristo viene a mí, o es que soy yo en el ejercicio concentrativo que voy a Él? Lo mismo podría decirse de Santa Gemma Galgani, Teresa Newman, etc. ¿Es su ascesis que les provoca el acercamiento y esto dura el período natural en que volitivamente nos adiestramos para ello, o es el Gran Ser que desciende en gracia a nosotros?
El ascetismo es una fuerza, una potencia, pero no es natural al ser humano. No se gana a través de ella un gramo de virtud. Entonces ¿Es bueno o malo el ascetismo? ¿Es útil o no su práctica? Debe ser bueno, debe tener un valor; lo que sucede es que todavía el hombre no sabe manejar esta fuerza. Hay una potencia en el ascetismo que todavía no la sabe dominar. Lo mismo que les pasa a los hombres de ciencia con la energía atómica, que con sus ejercicios destruyen y no dominan la fuerza del átomo.
Otro ejemplo: El Hata Yoga. Un gran deportista vence al cuerpo físico y, sin embargo, no gana nada de espiritualidad. Si son personas de poca inteligencia lo siguen siendo. Producen un cuerpo perfecto, pero lesionan algún órgano. La parte negativa física se esconde en algún órgano y lo destruye. Yo también paralicé el pulso y corazón por un minuto, pero tales ejercicios no me dieron sino sólo experiencia.
Se podría decir que hoy no existen epidemias, pues hay vacunas para todas ellas. Ya ven, sin embargo, la raíz negativa del mal (en la poliomielitis) se esconde en los países más civilizados, en lo más profundo del ser, su columna vertebral.
El desconocimiento de la potencia ascética hace que siempre estemos dando manotones al azar.
Por todo ello el ascetismo, teniendo que definirse entre si es útil o dañoso para la perfección del ser humano, al día de hoy no obliga por su daño.
Pero hemos debido experimentarlo para conocimiento y ser guías de almas; no como un don, sino como un castigo.
Es necesario, Hijos, adquirir primero la pureza interior espiritual, antes de querer dominar por el ejercicio ascético potencias que sólo se dejan dominar por el puro de corazón.
Pero entonces, ¿cuál es la ascesis de Cafh? Aquella que no nos ha de dañar, la que ha de ser una preparación de los Hijos para la nueva era, el nuevo mundo atómico.
La Divina Madre me dio la contestación: “La ascética de Cafh es de muerte, es ascética de no-poder, de paciencia, de rutina, de arraigo, de inercia activa, de aburrimiento, es de desconocimiento. Todo esto para lograr un vislumbre de paz”. (Deposita tu cerebro en el centro de tu corazón).
Esto es lo que debemos confiar a los Hijos; gran tesoro nos ha sido confiado.
La base de la ascesis de Cafh es no prometer nada a los Hijos. El Hijo podrá alcanzar el estado más alto y perfecto, pero por sus propios medios y no esperarlo de un libro, de una práctica, de una casualidad.
El camino ascético de Cafh conduce a la Unión con Dios sólo con medios interiores, de renuncia, contrarios a la metodología común.
Debemos quitarle a los Hijos todo lo que aspiran, toda su ilusión (clubes, artes, ciencias, religión, formas particulares de orar, etc.) para que sea nada exterior, sea virgen tierra del alma en donde se domine el vivo resplandor de su único amor: la Divina Madre.
El Padre Gracián le promete a Santa Teresa una novicia que sabia orar mucho y bien. La Santa le contestó: “No nos interesa. Nos dará bastante trabajo sacarle todo sus gustos orativos para que se entrene en nuestra obra. Deme, padre, hijas vivas e inteligentes, pero escasas en conocimiento ya formado de caminos ascéticos”.
Lo mismo queremos para los aspirantes de Cafh. Hijos de poca ilustración. Que sean pocos, pero no nos den trabajo de destruir lo que han aprendido.
Es necesario decirles: hay que sacar todas sus aspiraciones, especialmente los libros. No hay mejor libro que las Enseñanzas, pues al buscar en los libros conocimientos, mezclan conceptos, desorientan la doctrina y hay luego un gran trabajo para su nueva orientación. Su prédica entre los compañeros prefija en éstos ideas equivocadas.
Saquemos de ellos la práctica de deportes, el club, etc.
Este es el principio de la ascética de Cafh: llevarlos puros, por aniquilación de sus defectos y gustos personales, a la Gran Corriente. Así lo quiere nuestra Divina Madre.
Por sobre todo, sacarles a los Hijos los conceptos, las ideas que traen de su religión. Los hábitos religiosos no tienen importancia, pero nosotros debemos quitárselos para saber de sus apegos doctrinarios y no sentimentales. Si no, les hacemos entrar en un camino negativo con fuerzas positivas. De su choque, sólo podemos conocer en el Hijo terribles resultados.
El primer paso es la gran limpieza, si no su concentración de fuerza mental anima monstruos para su futuro.
El Hijo que al entrar en Cafh choca y siente la sacudida de la Gran Corriente, es porque no hemos sabido limpiarlo, es decir, vestirlo para recibirla.
Grande es nuestra tarea: curar enfermos, aliviar a los necesitados, dirigir a las almas, para que no sepamos obligarnos a no tener más trabajo en la aceptación de Hijos que parecen tener, por la contestación que dan en sus trabajos, otro camino de vida religiosa o mundanal.
El momento del contacto del Hijo con la Gran Corriente es el paso más trascendental y decisivo para el alma. Todo su futuro está determinado en ello. La necesidad de ese “algo” que experimenta, debe ser de amor puro a Dios y de un abandono a la Divina Madre. Su entrega es darse al triunfo o el fracaso, pues así él se determina en su futuro Cuerpo de Fuego, real y divino cuerpo que sostendrá el principio de la inmortalidad con su alma.
Éste es el momento en que Sacerdotes de Dios y de la Madre ponemos las almas en el fuego, no en el agua. Almas de inocentes niños que no sabemos si sus tiernas carnes resisten el purificador contacto con el fuego.
Por este camino de renuncia que nos da la ascesis para el futuro queremos llevar los Hijos a la cumbre, para que triunfen, que sean íntegros, queremos para ellos la felicidad y no la muerte.
Pero, sobre todo, que se sepa que el que empieza este camino, sabe donde lo conducirá. La renuncia, como ascesis, lo acostumbrará a la verdadera renuncia.
La Ascesis de Cafh es lograr centros permanentes cerebrales, no transitorias formas logradas por ejercicios que exigen hábitos constantes para poseerlos. Debemos lograr centros dinámicos, para hacer seres aptos para vivir en la nueva era atómica, si no, no podrán superarla y sucumbirán como comunes seres humanos. El tiempo cuenta y en los próximos diez o quince años, este problema deberá estar totalmente develado.


Enseñanza 9: Los Ciclos de la Ascesis Pasiva de Cafh

El ascetismo tratado en la Enseñanza, podría dar la impresión de que es dañino, que no es útil, lo que no es verdaderamente cierto.
El ascetismo individual es dañino, pero el ascetismo practicado (aún por el Hijo) por el hombre para captar una experiencia, para luego depositar este ascetismo en un cuerpo místico, es útil. Hace 20 o 25 años lo que valía era el aviador, hoy es la aviación en sí lo que vale.
En el ascetismo la experiencia individual tiene valor cuando no es aplicada al individuo, sino al ejercicio en sí.
Cafh rechaza a los curadores, los clarividentes, los faquires, es decir, los individuos con poderes desarrollados para sí, pero tiene buenos curadores, buenos clarividentes, pero que actúan para la Obra. Estos poderes adquiridos por la ascesis son dañinos, entonces, si no son volcados a un cuerpo místico.
El camino ascético a seguir en Cafh es de ascesis pasiva. Es la ascesis que pueden lograr todos los Hijos. Hemos visto como la ascética pasiva radica todo su éxito en el abandono total. Es claro que al día de hoy es muy difícil el lograr el abandono en los brazos de los Superiores, dado el predominio de un estado afectivo en los seres humanos.
Es necesario que la mente de los Hijos se den a este abandono. El primer paso es darse a Cafh. Obedecer.
Los hombres están acostumbrados a hacer lo que gustan, se determinan a sí mismos. La vida espiritual de Cafh es indeterminante.
Si alguna vez algún Hijo estuviera identificado verdaderamente con la ascesis activa ya los Superiores encontrarán la medida para sus ejercicios, cuyos resultados acrecentarán el valor y fuerza del Cuerpo Místico de Cafh.
Continuamente recibimos almas en nuestras manos y, muchas veces, nuestra inexperiencia en el recibo de tales tesoros nos encuentra sin saber que hacer. La ley es eliminar toda posibilidad de yoga, de sacramentos religiosos, de prácticas ajenas a esta pasividad negativamente activa del ascetismo de Cafh.
La acética pasiva de Cafh, enseguida que toma al Hijo, le quita todo lo que él quiere, lo que desea, lo que sabe, sus prejuicios. En una palabra, demolemos sus dioses, sus ídolos, sus tradiciones. Y esto es sólo para que se cumpla el primer ciclo de esta ascética pasiva: establecerse en sí, arraigarse dentro de la Gran Corriente. Es un trabajo de años. Debemos hacer que sientan y se adapten al Radio de Estabilidad, vigilados constantemente por el Superior.
Este estado pasivo de permanencia dentro del Radio de Estabilidad tiene una importancia enorme. Se hace fundamental para la vida espiritual de Cafh. Muchos Superiores no lo han comprendido todavía así.
Provoca una estabilidad física, luego mental, después magnética, y se hace posteriormente egocéntrica y espiritual; todo por la práctica de un ejercicio ascético pasivo.
Esta estabilidad se fortalece cada vez más en el tiempo. La participación a no poder comprarse nada sin permiso, a no cambiar de empleo o casarse, a tener novia, a no dar las enseñanzas, es el sucesivo control del Hijo por el Superior para determinar el trabajo ascético del alma.
Anula sus sentidos para hacerlos receptivos interiormente. Es como una gota tras otra que llenará un tanque, no el chorro que llena y lo descarga a la vez. Es un resultado de paciencia, de rutina, de aburrimiento, pero de resultados efectivos logrados por un método negativo.
Así el alma posee una fuerza, una potencia inigualable.
El poder ascético de la estabilidad va tomando nueva vida, que no es nuevamente mental, ya que Cafh, por ser una fuerza espiritual, tiene que integrar la vida y no parcializarse en alguna expresión de la misma.
No ir al club, a los paseos, no desear nuevos estudios, son hechos que lo capacitan para adquirir una potencia, con un método que es nuestro, dado no por los libros, experiencias propias, sino por la Divina Madre bebido en su propia fuente.
Análogamente a lo que hace el maestro tibetano con su discípulo, lo sienta en un cajón y no le permite salir de esa posición, al final lo carga pasivamente de las energías, pero para un gran salto realizador del efecto buscado. Igual ejemplo se nota en el calor interior que derrite la nieve.
Muchos Hijos quieren ver más obras en Cafh. La rutina y el aburrimiento le provocan ansias de realización pero, ¿cómo pueden dar si no tienen nada para dar? ¿Qué paz tienen? ¿Qué amor? y así sucesivamente con todo aquello digno de cederse a la Humanidad.
Nuestra vida es de paciencia, de poca o nula expansión, para luego poder dar el gran salto.
Paciencia, rutina, estabilidad, adaptación al ambiente es el primer ciclo pasivo en la ascesis de Cafh.
El segundo ciclo o estado que usa Cafh es la impersonalidad, para desenvolver más la aparente inoperancia.
Vemos que al principio nuestra individualidad desaparece para que la fuerza se concentre en la comunidad espiritual de la Gran Obra.
Cada vez tiene más fuerza el nombre del Caballero Gran Maestre y menos el de Santiago, porque aquél es fuerza impersonal de la cabeza de Cafh y éste es el ropaje personal de quien lo anima para sus viejos amigos. El resultado ascético de este movimiento es que el Caballero Gran Maestre está entregado al Cuerpo Místico de Cafh. Todas sus experiencias viven no en su individualidad; se han hecho vida permanente con todas sus posibilidades en el Cuerpo Místico de Cafh.
El ser individual no logrará una clarividencia real del universo, pero en el Cuerpo Místico está la posibilidad de lograrla.
No logrará el ser matar o dar vida a un hombre, pero en ese cuerpo místico, recogedor permanente de este ejercicio ascético está la posibilidad de realizarlo.
Fracasa entonces, a lo mejor, el individuo, pero en el cuerpo místico está la posibilidad.
Es muy fácil alejar a los enemigos, pero si lo hacemos constantemente descuidamos nuestro derrotero, de aquí que deba ser el cuerpo místico el que cree la permanente posibilidad de alejarlos.
El conjunto de seres que nos sirviera de ejemplos durante la Enseñanza:
Sri Aurobindo, Vivekananda, Santa Teresa, etc., fueron precursores individuales que, al no tener éxitos individuales, trazaron el camino ascético de este gran momento de culminación de su metodología pasiva en un Cuerpo Místico, ente único donde la ejercitación es permanente, y no la del hombre que necesita siempre una cuerda para representar los efectos de sus prácticas.
En la naturaleza hay miles de abortos, de fracasos; son ellos los que justamente con su negativa acción al pretendido éxito dan forma al conjunto místico.
El individuo fracasará, pero será guía de una colectividad que es la que triunfa posteriormente.
El cuerpo místico no crea nunca por su impersonalidad.
Cuando el Hijo cree no hacer nada, no progresar, es cuando verdaderamente progresa. Es que estuvo ciego, y al empezar a tener real visión es tanta la luz que cree seguir en estado de ceguera.
Esta ascética, con el correr de los años, es la que dará a los Hijos el poder de la Gran Corriente que los llevará a la expansión cósmica y no a la expansión individual.
La Gran Obra de Cafh es por su aparente inoperancia de sus Hijos, negativa, no visible, pero sí prepara el interior de las almas con lentitud, para lograr el valor permanente de una ascética que de valor al alma para su reencuentro divino, y actúe en el adelanto de la Humanidad.


Enseñanza 10: La Renuncia como Mística Interior

Cafh, que es maestra de verdad, nos ha dado la definición de un modo absoluto, con una sola palabra al problema siempre existente de todos los místicos: qué es la Unión Divina y si se puede lograr la Unión Divina.
Para que participen los Hijos a la Unión Substancial con la Divina Madre, con esta palabra está todo definido. El hombre no logrará en esta tierra la Unión Divina permanente, sino sólo la Unión Substancial. Si lograra la Unión Divina el hombre desaparecería. No quedaría en él ningún compuesto mental, ningún átomo de él; tendría que desintegrarse como la bomba atómica. Sólo quedaría su cuerpo espiritual. Unión Divina es permanente, eterna. No se puede volver atrás. No hay ningún gran ser sobre la tierra que pueda haber vivido después de haber logrado la Unión Divina.
Tomemos el ejemplo de Plotino. Según propia expresión dice haber logrado dos veces la Unión Divina. Pero si vuelve a lograr una Unión es porque son Uniones parciales. Si hubiera sido alguna de ellas total, Plotino no habría podido vivir, no hubiera podido decir que tuvo dos.
El ser puede lograr a través de una práctica ascética sólo una Unión Substancial, sólo Substancial. Los Hijos Superiores de Cafh no saben qué es la Unión Substancial. Esta es la mística verdadera de Cafh.
Cómo lograr esta citada Divina acción, aunque no será nunca enteramente divina.
Las almas que se esfuerzan en la práctica de las virtudes, que toman un camino ascético y se desapegan de todo, logran una unión individual.
La unión que logran estos grandes seres del mundo es como si tomaran la llama de su alma y la acercaran a la gran llama divina, pero no se funden en ella. Para ello sería necesario desprenderse de su unión propia.
Ningún ser individualmente logra la Unión Divina.
Dicen los hindúes en el Satachakra Nirupana “La casa sin sostén es la casa de Dios”. El yogui cuando llega necesita estar sin sostén de ninguna clase sobre la tierra, pero no lo logra por su sostén individual.
La unión individual no puede entonces ser Unión Divina, pues al decir individual, decimos sostén, es decir, todavía un compuesto. Esto son palabras.
Aún los seres que tienen la Unión Parcial, no logran despojarse de los elementos individuales. Se reconocen al hablar, dicen: de mi alma, de mi conciencia, de mi ser, pues sólo son conceptos.
Esto nos quiere llevar en la mística de Cafh, a una mística que sea unión individual con Dios y transmutarse por reversibilidad pasiva, a través de los votos de una unión consubstancial, y queda sólo en nosotros el hilo invisible que está permanentemente unido a lo cósmico.
Sólo puede ser consubstancial a través de un estado de muerte mística con la Divina Madre.
La Unión Divina lograda por un ser humano que está sobre la tierra es muy quimérica.
La unión de vida puede ser lograda y tiene expresión exterior.
Concretémonos a la experiencia de Cafh, a nuestros medios, a nuestros métodos.
No se puede llegar a la Unión Divina aún parcial, si no hay una muerte parcial. Debo eliminar el cuerpo físico y me llevará esta muerte a una Unión Anímica si quiero llegar a una Unión total en la Divinidad.
Los Hijos de Cafh tienden hacia esta Divina Unión anímica.
Si hemos de llegar por los medios de Cafh a la Unión Divina anímica debemos morir. Nuestro voto de renuncia es morir, pero la divina eliminación.
Esta divina disposición de morir será una negación de la Unión Divina si fuera lograda de golpe. Un buen catador de vino frente a un vaso del mismo lo saborea poco a poco, pero un individuo ansioso de beber lo tomará de golpe.
En las Comunidades los Hijos Ordenados tienen la frase de: no ganar nada; no poseer nada; no ser nada. Analicemos estas últimas palabras. Que es “ser nada”, sino infiltrar en la mente de los seres el perfecto ateísmo. En cambio la negación de ser nada, el “no ser nada”, es infiltrar en la mente del hombre una aniquilación progresiva. Es decir, que con un medio material logramos un medio divino. Esa es la verdadera explicación divina de este absurdo “No ser nada”.
Decir “ser nada” es una mentira divina, es el ateísmo. El ser humano sólo puede saber que no es nada, pero en forma expansiva, poco a poco, a través de una reversibilidad.
La Divina Madre divinamente dispone que el alma se dé paulatinamente y pasivamente.
Los Hijos de Cafh por esta renuncia continuada logran la Unión parcial con la Divina Madre.
Pero Divina Madre y no Dios ¿qué quiere decir allí?
Se explica que la Unión con Dios es imposible; sólo en la tierra es posible la Unión con la Divina Madre, que está dentro del círculo cósmico al que el hombre pertenece.
La unión con la Divina Madre significa la unión con el alma mística, con todas las almas que han logrado esta unión y que no la trascienden, sino que vuelven a la Humanidad por el dolor participante de su alma, por todas aquellas que desde el mundo no pueden llegar. Los santos que expresan su Unión Divina, no hacen otra cosa que su Unión con aquellas almas que ya han tenido esta gracia.
La unión parcial es un espejismo. Todas las almas, aún las Divinas Encarnaciones, están unidas allí místicamente, esperando las sucesivas uniones de las almas potencialmente posibles de llegar a tal unión. En esta unión es como si el alma se colocara en un crisol de fuego. Se purifica a través de este fuego, del amor a la Humanidad, de no trascender, sino formar un alma mística de agregación que llamamos la Divina Madre.
El alma divina sumida en la Unión Substancial y Divina, hará que esta Unión Divina y Substancial sea reconocida por ella. Es sólo una superación que quita la inmensidad de la potencialidad de disolverse.
Por la reversibilidad penetra en todo dolor, en las miserias de todas las almas que no han llegado a la Unión Divina.
Es un instante en tiempo y en espacio de esa excitación, es la Unión parcial que podemos lograr.
Recién, con estos conceptos, nos damos cuenta del dolor que anima a la Divina Encarnación, que no son las llagas y dolores físicos de los hombres, sino el dolor anímico de no poder reintegrarse al seno divino.
La Unión no puede ser ni feliz ni perfecta por este gran dolor.
Volvemos por ello a la Tierra, volvemos a nuestro estado físico, pero queda en nosotros ese sentido de responsabilidad pasiva. Estamos unidos por un hilo a la Divina Unión permanentemente, pero físicamente viviendo el dolor de los que no llegan.
Se puede hacer permanentemente activa, por esta corredención nuestra, por esta participación con el dolor de la Humanidad que no se ha salvado.
Esta idea de reversibilidad pasiva involucra la participación hasta la hora de la muerte, con la Unión Substancial con la Divina Madre.
Se participa en el divino dolor de ayuda a la Humanidad, con un estado permanente de indescriptible tristeza feliz.
Nuestra mística es entonces mística de muerte, es la mística de cenizas.
Logramos la Unión Substancial con la Divina Madre a través de la renuncia de nuestra vida, por la práctica de los votos.
También debemos hablar de los medios prácticos que nos conducen a esta Unión Substancial. Es la participación al Cuerpo Místico, por el solo hecho de tener el voto de renuncia para llegar a esta Unión Divina.
Por la participación de ese conjunto anímico al cumplimiento fiel y obediente, respetuosamente se logra la participación, aunque no lo quiera. La misma disconformidad de muchos momentos de la vida del Hijo le concede la participación divina, ya que es el tormento -supertormento- de tener la Unión y no querer. Es el llamado de unión del Hijo que no quiere ofrendarse por la renuncia.
Veamos la Unión Substancial con los Hijos y los Superiores en especial.
Nuestra Unión Substancial con la Divina Madre participa astralmente con todos los seres que han trascendido.
Cafh que no tiene nada de las grandezas humanas, tiene por ello la grandeza de lo sobrenatural. Nada es en su Humanidad para convivir en ella por su identificación divina.
Los hombres del mundo que tienen capacidad son sabios y, sin embargo, nos celan, nos odian, nos quieren destruir. Todo por esta potencia sobrenatural. Ellos devienen, en su conciencia, a ser poderosos demonios.
La Divina Madre reclama para la Unión Divina a sus Hijos, sobre todo el cumplimiento de sus votos.
Tenemos asistencia divina a causa de esa participación con la Unión Substancial. De aquí la potencia de los actos de los Hijos y el éxito de realización de los mismos.
Nuestra alma al morir poco a poco pierde su individualidad, y entra en otra individualidad superior atada a la divina Unión Substancial.
Se ve este proceso en especial en el Caballero Gran Maestre y luego en los Caballeros Superiores. En nuestro Caballero Gran Maestre ha entrado una fuerza distinta de su yo individual que paulatinamente lo desarraiga anulando toda su individualidad de Santiago. Esto pasa en distintos planos ya con los Caballeros Maestres.
En Cafh, por esta Unión Substancial, ya nadie muere. El Caballero Gran Maestre, luego de sus experiencias sobre la Tierra, no volverá a reencarnar físicamente, pero su reencarnación anímica hará que toda su fuerza de realización se deposite en otro Hijo, quizás su sucesor sobre la Tierra. Así notamos que morimos paulatinamente, para vivir permanentemente.
Nuestra responsabilidad, por ello, se ha centuplicado. Antes era posible corregir a un alma individual por el pequeño castigo físico que moviera su arrepentimiento; ya hoy esto es imposible; la potencia de Cafh exige al Caballero Gran Maestre volcarse únicamente en el Mensaje Universal, que el mundo de las almas anhelantes y con posibilidades de unión esperan para salvarse.
Ya nadie tiene derecho a la ayuda individual, si no es por la participación de esa Unión Substancial en el logro individual y colectivo de la salvación en el último ciclo de vida, que permitirá ser superhombres y no quedar rezagados en una nómada de seres que al no trascender, serán el elemento retardante de sus posibilidades anímicas por toda una raza, o manvantara.
Cuando vayamos muriendo sólo habrá una sola entidad.
El que participó de la Unión Substancial con la Divina Madre siempre expresa en su estado de ánimo, bueno o malo, que es divino y sobrenatural, transmitiendo una fuerza que no es propia de los seres humanos.
Estamos en el gran ciclo. Los que vendrán con nosotros serán salvos. Si no saltan ahora quedarán encerrados para un nuevo ciclo. Nuestra labor se hace activa permanentemente.
La Unión Substancial de los Hijos es permanente, especialmente aquellos que han hecho voto de renuncia: nuestros Superiores.
El gran poder de los Hijos es disipar las tinieblas. Es el tener el don divino de enseñar, ese enseñar que no proviene de libros, sino que es ya el que deriva de esta Unión Substancial con la Divina Madre. Enseñar es en Cafh poder divino.
El tercer poder que emana esta Unión Substancial en los Hijos es el de la clarividencia interior, que capacita a los Superiores para la dirección de las almas. Es éste un estado tan grande y permanente en los Hijos Superiores que no se dan cuenta de la divinidad que poseen. De esto está lleno de pruebas fehacientes los informes semanales de Tabla.
Dichosa muerte la de nuestros votos que dan tanta vida.

Enseñanza 11: Exhortación

Espero que este Retiro haya sido útil y les reporte utilidad para el presente y futuro de sus vocaciones.
Ninguna doctrina tiene valor si no se asienta únicamente sobre los Votos.
Debemos llevar ideas claras al mundo para poder dirigir a los Hijos y llevarlos por el camino místico de la Renuncia.
Nos cabe observar y comprender los grandes problemas del mundo, como así también conocer y determinar la responsabilidad de Cafh sobre los mismos.
Los cambios sobre el modo de vivir, de administrar, y especialmente los cambios de ideas que indican un movimiento definitivo en la historia de la Humanidad, con sus variaciones cíclicas de colectividades e individualidades, son para Cafh signos de su autoconocimiento de estar siempre responsablemente orientados a la divina acción.
Hemos perdido mucho tiempo y energía debatiendo mucho arrastrados por distintas corrientes de ideas del mundo. No dejemos que la pasión nos domine en el campo político, social, económico, y especialmente en el campo espiritual. Muchas veces permitimos que estas corrientes, contrarias a Cafh, se infiltren en los Hijos.
Debemos comprender que la renuncia no significa abandono sin sacrificar la parte anímica personal, los gustos intelectuales, ancestrales, que nos definen y determinan en un sector del nuevo mundo, en una religión individual del futuro.
Debemos sacrificar todo esto si queremos entrar en el nuevo mundo.
A través de este Retiro se han tratado todos los temas desde los aspectos humano-sociales hasta los divinos.
La Humanidad y aún los grandes seres que la dirigen, han trazado una línea recta, que el hombre sigue y que es el dominio de la razón. Esto nos ha hecho perder el poder de la reversibilidad. El poder de saber y no saber. De razonar dentro de un campo magnético y luego no razonar, para tener la idea correcta y la totalidad de su significado.
El nuevo hombre no podrá marchar en una línea recta, tendrá que pasar de lo positivo a lo negativo, de razonar en un encierro de voluntad y salir por su conciencia fuera de este encierro.
Si sigo la línea recta llego al éxito, pero allí estallo en el fracaso por no tener capacidad de hacer lo definido en indefinido en sí, manteniendo la substancia de lo definido, de disponer según el Ired.
Así nuestros centros cerebrales actuarán expansiva y contractivamente. Serán al mismo tiempo vibraciones rectas y circulares. Es hora de captar esta variación cerebral del hombre en constante expectativa, cumpliendo nuestro voto de renuncia.
Con este nuevo sentir de la renuncia podemos mirar al mundo desde lejos. Desde lejos no es más que separarnos sensitivamente para lograr una mayor intensidad de comprensión. Desde una montaña mística veremos así el problema del mundo en su pasado, presente y futuro con claridad meridiana.
Hoy se puede decir que no hay ni el bien ni el mal, ni bueno ni malo, sólo hay puntos de ascensos y que nos llevan a puntos de ruptura. Quebramos la armonía por la inarmonía activa.
La Conciencia ha perdido su luz para que la voluntad haga su trayectoria ascendente. Así, de este modo, la voluntad no es más que la conciencia cósmica aderezada.
Para ser conciencia cósmica es necesario que la voluntad del hombre renuncie continuamente. Si no se realiza de este modo, se produce la división, se crea por ende la multiplicidad y estalla.
Pero si la voluntad del hombre permanece en la conciencia divina no asciende, pero tampoco estalla.
El hombre que se ha desvinculado cósmicamente, que se ha desvinculado de su parte anímica pasiva, es un hombre fuera de sí.
Debemos pensar como llevar al mundo estas ideas nuevas que involucran su reversibilidad. Sólo así, con este método y comprensión integral, sabremos resolver los problemas del mundo.
La historia del mundo es una nada para la eternidad. Para nosotros es necesario conocer los problemas, pero no ser absorbidos por ellos. Para ello todo estriba en captar el sentido de la nada, que logremos el desapasionamiento.
Conocer el problema, comprenderlo sin apasionamiento, es el valor de estas ideas. Estar lejos de ellos, por la reversibilidad anímica, para conocer la verdad, la historia de la Humanidad.
La historia del mundo nos da la llave de la conciencia, y nos lleva por el método señalado al conocimiento de la historia akásica. Nos da este estado de recepción pasiva que provoca el conocimiento real del hombre.
El gran problema de la Humanidad actual es el estar disociado el hombre de la misma y del cosmos.
Debemos recordar especialmente que nuestro conocimiento no debe ser anímico. Los estudiosos son empíricos en sí, no de sí.
Al estudiar los problemas espirituales con métodos ontológicos, el problema se resuelve en sí. Así la resolución es humana y permite su posterior experimentación en el campo físico, racional.
La unión de la materia y el espíritu será la felicidad del hombre sobre la tierra.
Sólo así ha llegado el momento de ser maestros, directores de almas, pues se tendrá una moral en las manos.
El hombre va a la ruina porque no conoce al ser integral: su cuerpo y su alma. Se conocen leyes que aplicadas al hombre no pueden ser aplicadas a la colectividad. La ley de la colectividad debe encontrar la posibilidad de adecuarse al examinarla en el hombre.
No podemos participar ya de la ética que nos ha traído el cristianismo, que ha inundado al mundo de sangre, de dualidades.
Juzgar significa saber el problema del hombre y éste dentro de la colectividad.
La ética de la armonía de los contrarios actuales es el hombre y la Humanidad.
El acto armónico se logra sólo por un acto desarmónico, reactivo.
Cuantas veces un acto inmoral provoca el estímulo y ocasiona el acto moral.
En una ética verdadera es necesario que los valores humanos y colectivos vayan juntos, se amalgamen entre sí.
Pongamos un ejemplo: Aquí nuestros Hijos han plantado la semilla de un manzano; con el tiempo determinará su vida en árbol y éste dará fruto. Es el producto final del resultado de todo el esfuerzo, es su resultado anímico. Pero si dejamos ahora el fruto en el árbol, se pasa, se pudre, de no existir una reacción que corte el método de la línea recta, es decir, arrancarlo para satisfacer el sentido alimenticio que la manzana ofrece al ser humano. Este acto, contrario al de producir el fruto, se amalgama con él y ofrece el ejemplo de la ética verdadera.
La Humanidad fracasa porque quiere darnos una ética que sólo quiere ver el bien. Es necesario que los dos polos se choquen; sólo así se verá la luz.
Toda esta ética deberá conocer el Hijo. Él, por ser hombre de renuncia, podrá vivir en el pasado y para el futuro.
Deberá así aplicar al campo especulativo, al ascético, al místico.
Es necesario desprenderse de la experiencia individual para tender con ella a la experiencia colectiva, penetrando dentro del alma colectiva.

ÍNDICE:

Enseñanza 1: La Renuncia como Acción
Enseñanza 2: Ejercicios para Lograr la Acción sin Apego
Enseñanza 3: La Renuncia como Ascesis
Enseñanza 4: Los Ciclos de la Ascesis Pasiva de Cafh
Enseñanza 5: La Renuncia como Mística
Enseñanza 6: Comentarios Registrados en las Exposiciones del Caballero Gran Maestre
Enseñanza 7: Ejercicios para Lograr la Acción en la Renuncia
Enseñanza 8: La Renuncia como Ascesis
Enseñanza 9: Los Ciclos de la Ascesis Pasiva de Cafh
Enseñanza 10: La Renuncia como Mística Interior
Enseñanza 11: Exhortación

Volver

Si lo desea puede copiar las Enseñanzas a su computadora, para leerlas sin conectarse a Internet.